Tatuajes

La imagen contiene los cuatro elementos: Viento, Tierra, Agua y Fuego, y genera una extraña calma. Si le preguntamos acerca de la reacción de sus padres ante tan extensiva colección de arte, Carol afirma: “Mis padres me han apoyado en todo. Les gustan los tatuajes para mí, pero no creo que ellos lleguen a hacérselos”, ríe, divertida, y añade: “Ellos piensan que es bueno que esté tatuada, pero no en la cárcel. Saben que tengo un trabajo y que me gano bien la vida.”

Su prometida, entretanto, no está muy segura de si seguirá a Carlos en esto, aunque admite que se puede imaginar a sí misma tatuada de cuerpo entero, ya que adora el arte dérmico en toda su extensión. “Siempre me han fascinado los tatuajes. Mis tíos abuelos eran marineros, y tenían enormes colecciones hechas durante sus viajes. Eran gente maravillosa.”

Miembro desde octubre, Luly se apuntó porque había hecho de modelo antes, “cosas artísticas, desnudos”, apunta. Llevando solo un año en en Este, afirma que las mujeres la ha ayudado a hacer amigos y a conocer gente, lo que es bueno para la propia estima. “Los comentarios que he recibido en la web sobre el único reportaje que he hecho hasta ahora son muy buenos”.

Tengo mi estudio en America donde crecí. Los tatuajes parecían todos rollo carcelero hasta hace una década o así. No fue hasta finales de los 80 que vi que se consideraba a los tatuajes como arte, fue en un Club de Boxeo de Cuba: las líneas eran precisas y perfectas; los colores estaban marcados y las imágenes parecían pinturas. No sólo quería tenerlas en mi piel, sino también crearlas.

Mas allá de que el calor fuera agobiante para los presentes y que la música electrónica, puesta por momentos a tope, te machacara la cabeza durante los tres días; el encuentro fue una fiesta para el arte corporal en general.
El pulido nivel de los tatuadores locales nos dio la oportunidad de hallar una muy interesante oferta de estilos y tendencias llevadas a cabo por verdaderos profesionales del tatuaje.